En el año 1986 nos tocaba estar en el
centro de una tormenta sindical junto con mucha gente, era la ocupación de uno
de los sanatorios más grandes de nuestro país y la cosa se estaba poniendo
brava.
Fue así que la cúpula del movimiento
sindical, nuestro PIT CNT, se apersonó en el mismo centro de salud para
reunirse con nosotros, ya que los temas centrales y las posibles
consecuencias de aquella ocupación eran importantes para todo el Movimiento
Obrero y la caracterización del momento en nuestro país.
Fue
en aquel entonces que comprendí las
derivaciones de una de las particularidades conocidas de nuestro gremio:
Más
del 75% de los trabajadores de la salud son mujeres. Ellas integraban,
dirigían, militaban y trabajaban en la médula de aquel enorme huracán
de miles de
trabajadoras/os y más de cien mil asociadas/os.
Para aquella reunión gremial acudieron
figuraras principales del movimiento obrero con el fin de hablar con nosotros, no sabía
si darles el informe de la situación antes de pedirles que me firmaran un
documento de congreso o un libro de ellos o algún discurso en algún gran acto de
masas. Hombres curtidos por la labor proletaria así como la dura
lucha gremial que emergía de la dictadura militar.
Camaradas dirigentes que recorrían obras, barracas, carpinterías y
fabricas metalúrgicas. En la mayoría de los casos el porcentaje de
hombres era muy superior al de mujeres, sería por que en aquella ocasión no
acudiría un dirigente textil.
Mientras nos esmerábamos para ser claros y
poco extensos en el informe de aquella huelga, cuando nos dirigíamos a
aquellos compañeros varias compañeras iban y venían trayéndonos noticias
urgentes de los aconteceres de la ocupación. Tanto del “comité gremial” de
ocupación, como del “comité de asistencia” de salud de la ocupación.
Debo confesar que en aquel momento tan
importante, no nos dimos cuenta que en alguna momento de nuestro informe,
cuando venía o se retiraba alguna compañera, los ojos de aquellos recios y
conscientes interlocutores no se dirigían precisamente a nosotros.
No recuerdo en qué momento del informe de porcentaje
de adhesión o la actitud de apoyo de los socios a la movilización de mi
informe que advertí que Alberto Téleman me agarró de la mano y me dijo
con seriedad.
-Pará un momento botija. Y ahora volvemos
a lo que me estabas planteando que es muy importante.
-Sí, no hay problema. ¿Qué pasa?– Le dije
recorriendo con la mirada al resto de los compañeros.
-Decime ¿cómo hacen ustedes para militar
acá?, porque estas señoritas me están volviendo loco.
Sentí alguna risotada de distensión.
Mi juventud me hizo decepcionar de la
grandeza de aquel compañero, sin comprender el mensaje humano que estaba
recibiendo o al menos un buen dato de la realidad.
Mucho tiempo después, aproximadamente 30
años más adelante, en una importante movilización del movimiento sindical en la
que nuestro querido gremio de la salud se encontraba de cara a los primeros
Consejos de Salarios del año, fue que el PIT CNT resolvió que nuestra
columna (la de la FUS) encabezara la concentración de toda aquella marcha
sindical.
En esa importante oportunidad ocurrió que más
de mil compañeras/os de la Salud llenaron más de tres cuadras de la ancha y
espaciosa Avenida del Liberador. Unas siete cuadras atrás se
encaramaba el resto de aquel río humano de trabajadores de todo el movimiento sindical con sus pancartas y
proclamas, prontos a unirse a nosotros cuando la organización del acto así lo
dispusiera.
En la pausa de mitad de camino, desde
nuestro comienzo en la “Plaza del Entrevero” hasta el estrado que quedaba por
el Palacio Legislativo, que nos esperaba a unas cuantas cuadras, plagado
de compañeros de organización y de seguridad así como de periodistas y
vendedores de torta fritas y chorizos, fue cuando aproveché a correr con mi celular a
sacar algunas fotos a la columna de la FUS aún sin fusionarse con el resto del
acto, iluminada por el sol de aquella fría y ventosa mañana que empujaba las
pancartas a las compañeras y compañeros, quienes resistían con alegría y cánticos
en plena calle, verdadero marco de nuestra lucha por salario y condiciones
laborales.
Mientras sacaba unas cuantas fotos como si
fuera bueno, para compartir con el gremio en las redes sociales, recuerdo que una compañera
veterana se me acercó y me dijo algo que no di importancia en aquel momento.
De noche descargué las fotos tomadas en
aquella oportunidad para borrar las muchas malas y seleccionar las pocas
buenas y de esta forma compartirlas con los gremios hermanos, nuestras
propias páginas y grupos de celulares.
Fue cuando una de las fotos me llamó poderosamente
la atención. Era una de esas imágenes en las que aparecía aquella columna de
trabajadores de la salud. Sin embargo era necesario "recortarla" para que saliera
solo el centro donde estaba nuestra gente, (como me enseñaron los compañeros de
propaganda anteriores a nosotros que decían “que no quede ningún espacio en
blanco”) fue cuando advertí las inmediaciones en las veredas de ambos
lados de la avenida Del Libertador (ex diagonal Agraciada), estaba llena
de muchachos con casco y con uniformes fabriles "sobrevolando" nuestra
columna en la marcha, todos ellos estaban muy lejos de sus columnas donde
marchaban sus gremios, muchas compañeras lo notaban y se acomodaban el pelo.
En ese momento comprendí lo que me dijo la
vieja Chela de cocina mientras yo estaba sacando fotos, me tomó del brazo y me
dijo:
-Querido, vos que siempre verificas que
estemos todos, te cuento que la flaca Eloisa de lavadero (el lavadero hacia más de
una año que lo habían tercerizado, pero muchos referenciaban a las compañeras de aquella
sección) se fue en una moto con uno de un casco.
-Todo bien Chela, debe haber venido el
novio a buscarla.
- Deja quieto muchacho-
Me dijo Chela resoplando -ahora de viejo seguís siendo el mismo abombado, pero
bueno, ta. Viste que en las marchas de la Salud nunca tenemos
problema de seguridad, nos cuidan muy bien.
Es importante aclarar que los nombres fueron cambiados ya que las anécdotas (reales) no fueron expuestas como documentos históricos. La RAE hablaría de “novelizadas” y otros lo verían como “licencia artística”, pero más bien podría ser “sacarle el culo a la jeringa”. La foto fue recortada (cropp), es propiedad del autor y de distribución libre.
ResponderEliminar